miércoles, 13 de julio de 2011

Soñé un sueño.

Soñé un sueño ya hace tiempo, cuando había esperanza y vivir valía la pena. Soñé que el amor no moriría nunca, soñé que Dios perdonaría. Entonces era joven, valiente y se hacían, se usaban y se desperdiciaban sueños, no había rescates que pagar, ni canciones sin cantar, ni vinos sin probar. Pero los tigres vienen de noche con sus voces estruendosa y al igual que te arrancan la ilusión vuelven tu sueño en vergüenza.
El durmió un verano a mi lado, con el pase unos días maravillosos, el se llevo mi infancia y se marcho cuando el otoño llego. Y yo aún soñaba que el regresaría a mi, que pasaríamos la vida juntos, pero hay sueños que no pueden ser y temporales de los que no podemos escapar. 
Soñé que mi vida seria tan diferente de este infierno en el que vivo, tan diferente de lo que parecía. Ahora la vida ha matado aquel sueño que soñé-

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